Barroir es una palabra inventada por el enólogo Cristián Vallejo y que nace de la unión de barriel y terroir. Así es como se llama el proyecto que comenzó el 2018 y que consiste en la reutilización de barricas, pero también en el armado de nuevas, algo para nada común en Chile.
Cristián se dio cuenta que por mucho que habían trabajado en la filosofía holística de VIK Chile, con el propósito de que el terroir se manifieste de forma clara en sus vinos, había algo que aún seguía siendo foráneo: las barricas. Ante esto, planteó la idea de viajar a Francia para aprender todo lo necesario sobre esta técnica y poder hacer este proceso en la viña y lo más local posible.
Es así como fiel a su enfoque sustentable, montaron todo lo necesario para renovar sus barricas antiguas de roble francés con una máquina ideada por ellos, la cual permite que no se altere su porosidad, un elemento clave en la guarda del vino. Luego las tuestan con roble de la zona, el que proviene de madera ya caída, por lo que, por el momento, no hay intervención en la naturaleza.
Para hacer el armado de los barriles nuevos, Cristián es el encargado de escoger las duelas [las tablillas con las que se forman las barricas], las que se piden a Francia, con el propósito de identificar cuáles son las más idóneas según lo que esté buscando en los vinos a producir. Después, viene el armado y, también, el tueste.
En el 2022 se trataban unas cuatro barricas diarias, y desde el 2020 ya se habían trabajado unas 700, mientras que, actualmente, son ocho barriles al día, proceso que toma unos 18 minutos.
El objetivo de todo esto es darle su propia identidad a los vinos, para que cada vez sean un reflejo más claro de este terroir chileno que cuenta con 62 tipos de suelos, y con ello tener mayor control sobre el resultado de lo que se quiere. Y vaya que van bien.
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IMG + TXT ©️ / Reporteado en septiembre 2022 + mayo 2024