Las nubes pasan lentamente entre los cerros de la Sierra Negra mexicana en Ahuatlampa. Pareciera que los acarician y son como un manto que protege a los agaves pulqueros que crecen allí a más de 2.000 metros de altura. Da la idea que se pueden tocar con la mano si uno se esforzara un poco; y que el tiempo no tiene tiempo en ese paisaje hipnótico donde el silencio es una melodía que se mezcla con el viento y el sonido que producen cada tanto las aves, cabras y otros animales que merodean los alrededores.
Ese es el escenario de una pulquería en Corradel, la que está a cargo de Margarita Herrera, su esposo, y Alan Cid, el hijo que los ayuda en esta labor, dado que no ha migrado a la ciudad en busca de nuevos horizontes como ya lo han hecho sus hermanos. Y es que, según dicen, la elaboración del pulque se está quedando sin manos jóvenes. Pero él está orgulloso de ser parte de la elaboración de esta bebida de origen prehispánico, tradicional de México, que es un regalo de Mayahuel, la diosa de la fertilidad. Al menos así cuenta la leyenda del origen de este brebaje elaborado a partir de la fermentación del mucílago, sustancia vegetal viscosa, del agave al que se le atribuyen propiedades medicinales relacionadas con trastornos gastrointestinales y renales.
Existen cerca de 300 variedades de agaves o maguey, sin embargo, las pulqueras son tres: salmiana, atrovirens y mapisaga. Estas demoran entre 8 y 12 años en alcanzar la suficiente madurez para poder ser capadas. Cuando llegan a ese punto, a la planta se le hace un orificio en el medio, en el corazón, para acceder a su centro ahuecado.
Para que nazca este brebaje se debe raspar este interior dos veces al día, por la mañana y por la noche, y el excedente que sale de las paredes es descartado, sirviendo como abono. El encargado de esto es el tlachiquero, nombre que viene de la palabra de origen náhuatl, tlachicar, que significa raspar, quien ocupa un acocote para friccionar las paredes internas de la planta y así soltar su aguamiel, que es la que luego dará origen al pulque. Una vez que hay suficiente, se extrae y se procede a la fermentación en un tinacal, unas tinas específicas para esto, que pueden ser de fibra de vidrio, cuero de animal o plástico.
Luego de 24 horas se obtiene el pulque, que posee una graduación alcohólica entre 4 y 6 grados, y que de ser fresco es de un color blanquecino, con algo de cuerpo, por su carácter láctico, mientras que en boca se siente un leve dulzor y acidez.
El pulque en la cultura mexicana es muy utilizado a diario en sectores ligados al campo, en festividades y en el último tiempo ha ido ganando fama en bares, yaque se ha ido incorporado a las cartas de coctelería. Un ejemplo es Selva, el premiado cocktail bar de Oaxaca, que ocupa el número 22 del ránking 50 Best Bar de América del Norte, que tiene dentro de sus creaciones uno elaborado con esta bebida: Energético, que también lleva St Germain y maracuyá. Gracias a este tipo de escenarios, no solo la tradición puede seguir vigente, sino también estar al alcance de turistas que de otra forma, quizás, no tendrían la posibilidad de probar y conocer la bebida de los dioses.
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IMG + TXT ©️ / Febrero 2023
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