Es de noche y el auto se estaciona en una bencinera. Miro el mapa y llegamos al lugar, pero no hay indicios de que en esa calle del barrio de Botafogo, Río de Janeiro, Brasil, se encuentre uno de los mejores restaurantes de la ciudad. De pronto, veo a una persona vestida de traje fuera de una puerta de una casa antigua. Intuyo de inmediato que es ahí.
Cruzo y un cartel discreto delata lo evidente. Oteque se lee en una placa de metal. Desde el exterior nada hace sospechar que detrás de ese inmueble de 1938 se orquesta una danza de cuchillos, ollas, botellas y cocteleras. Que allí se encuentra la cocina que ostenta el puesto 21 en los Latin America’s 50 Best Restaurants 2024, esa que es comandada por el chef Alberto Landgraf, quien primero estudió física antes de enamorarse de la cocina. Como muchas cosas en la vida, fue una casualidad, pues estaba en Londres aprendiendo inglés. Era el año 2000.
Una puerta de madera separa el exterior de este proyecto de aura minimalista, que evoca sofisticación y al mismo tiempo calidez, creado por el chef en el 2018, luego de haber estado una década en Sao Paulo, Brasil, a cargo de su otro proyecto, Epice. En un espacio acotado, con ladrillos a la vista, hay unas cuantas mesas, un par de sillones, acuarios con algunos peces que luego serán servidos en una vajilla acorde a la propuesta, una barra de cocktails y la cocina abierta, donde está el chef con su equipo, cocinando y montando en completo orden y silencio, todo en armonía.
Landgraf es brasileño de raíces japonesas -sus facciones, principalmente sus ojos, lo delatan- y alemanas. La combinación trae a la mente las palabras disciplinas y precisión, las que aparecen al segundo de ver cómo es su actuar y el de sus cocineros detrás de los fogones. Al mismo tiempo hacen un anticipo de lo que podrá ser ese viaje de nueve pasos, contando el postre.
El repertorio se mueve, fundamentalmente, desde los sabores frescos del mar hasta unos más cálidos, porque el océano es, sin duda, el protagonista. Todo acompañado de un maridaje certero, a cargo del sommelier Leonardo Silveira, en el que además de sake y Porto Tawny, 10 años, de Portugal, ofrece una gran cantidad de etiquetas de vino, la mayoría de Francia.
En Oteque se disfrutan pescados nacionales como cherne, trilha y olho-de-cão, y mariscos, entre ellos una ostra al vapor con bottarga [huevas saladas y secas] de erizo y caviar, que se lucen, pues acá el producto manda.
Cada tiempo toca diversas notas: unas más sutiles, otras con más garra, algunas que se comportan como una ola, para levantar sabores con la potencia del mar y luego dejarlos difuminarse para dar paso al siguiente. Una sinfonía en equilibrio, con carácter y elegancia, para dejar en boca la idea de una cocina brasileña con espíritu global, liderada por un chef que respeta el producto, que lo eleva gracias a técnica y otros insumos, y que le gusta jugar con los contrastes y texturas, de principio a fin.
☆ ¿DÓNDE?: Rua Conde de Irajá, 581 – Botafogo, Rio de Janeiro – RJ, Brasil. Para ver dónde está pincha AQUÍ. ☆ LO.
IMG + TXT ©️ / Noviembre 2024
