Fue el bosque el que le mostró el camino al enólogo Cristián Vallejo y a su equipo. Y no al revés. Habían pasado muchas veces por lo que denominaban La Roblería, una zona centenaria que hoy se llama Stone, con el fin de recolectar madera del suelo para el tueste de sus barricas de su proyecto Barroir, pero nunca habían notado la particular forma de esa área que está inmersa dentro de las 57 hectáreas de lo que es viña VIK. Era comienzos del 2023.
Los árboles autóctonos chilenos, de unos 350 años, que habitan en este sector han crecido de forma salvaje, sin intervención humana, y han creado un círculo que se manifiesta tanto en el suelo como en lo alto, pues sus ramas se han desplegado de tal forma que se puede ver el cielo.
Cuando entré y me paré en el centro me relajé, se me cayeron los hombros y como que entré en un tubo de vidrio que no me dejaba escuchar nada más que el sonido de las copas de los árboles que entraba por arriba, esa era la sensación. Después fuimos con más gente del equipo y nadie dijo algo, para no sugestionar, pero todos sentimos cosas distintas y concluimos, algo pasa acá”.
Como el equipo estaba buscando un lugar para llevar a cabo su nuevo proyecto de elaborar un vino natural en vasijas, las cuales quedaran protegidas por el bosque, la perspectiva de cómo mirarlo era distinta, por lo que cuando todos se dieron cuenta que habían sentido algo especial se convencieron de que ese era el punto. Empezaron una serie de estudios para comprender este terroir de las más variadas formas, debido a que el espacio les fue revelando mucha información. Desde un geólogo hasta un chamán araucano fueron parte de este proceso.
Cuando llegamos ahí y nos dimos cuenta que había algo distinto hicimos todo el estudio del lugar y el geógrafo nos dijo que la razón de por qué los árboles están en círculo es porque hay una falla tectónica y que esto está cruzado por una napita de agua que genera energía y resonancia magnética, la que son ondas en redondo y, por eso, los árboles se formaron en círculo",
En tanto, el geólogo, Nahuel Bravo, fue a marcar el sector, con la falla y el lugar por donde pasa el agua. “El geógrafo dijo: ‘lo único que no podemos tocar es la falla y el agua, porque si ponemos una vasija en el agua se va a ir a otro lado, vamos a intervenir y es justamente lo que no queremos, además, de dañar la vasija’. Hicimos todo un mandala para definir dónde podríamos ubicar las ánforas y que estuvieran conectadas con el punto del centro. Lo importante de esto es que genera resonancia magnética, en el fondo esto está naturalmente vibrando», especifica Cristián.
Para el equipo de VIK era importante partir con los datos científicos, pero Cristián quería ir más allá. “¿Qué pasa con eso que sentí, que estaba como en un tubo, y lo que sintió el resto? Porque ese lugar nos está comunicando algo distinto a cada uno. Trajimos un chamán araucano y no le dijimos nada. ‘Este es el punto de energía de la madre naturaleza, es aquí donde cuida este bosque. Aquí parte la energía para todo el bosque, para cuidar esta energía hay que poner algo pesado’, dijo. Por eso, pusimos una roca en el centro. Para él un objeto pesado sobre el punto energético libera las vibraciones, para el geólogo no, pero teníamos que terminar lo que habíamos sentido”.
☆ EL MANDALA
Primero se pusieron siete vasijas, la idea es ir ampliando siempre en ese número, de las cuales cuatro representan los elementos -fuego, agua, aire y tierra-, y las otras tres que van por fuera forman un triángulo para conectar con la luna. Siempre siguiendo el mandala ya diseñado y así todas tengan energía con respecto al centro.
Las vasijas, hechas a mano con un material que se extrae del mismo terroir, miden casi dos metros y tienen capacidad para 520 a 605 litros. Están enterradas en gran parte, por lo que quedan unos 50 centímetros fuera. Ya no se sacarán más, a menos que una se quiebre, y cada una de ellas es una especie de Stonehenge, esas rocas diseñadas como un ritual prehistórico en Gran Bretaña para marcar la salida y la puesta del sol durante los solsticios de invierno y verano.
Ahora viene la traslación del sol para el solsticio. En la mañana las sombras van cambiando entonces además sirve de reloj. Como a las 20 horas las sombras se juntan y dejan este portal, que es como una entrada que le da energía al lugar. Lo mismo que pasa en Stonehenge. Entonces, lo que hicimos fue ordenar las vasijas de una manera que conecta con el solsticio de verano, el sol, la luna y las estrellas porque, además, tenemos a Orión justo arriba”,
Por eso, el vino fue sacado el 21 de diciembre de 2023, con tan solo ocho meses. Y así nace StoneVIK, que es definido como circular, ya que se conecta al universo, el bosque y la tierra. Además, viene a cerrar el concepto de enología circular que el equipo empezó a trabajar el 2018.
Este proyecto se ha ido desarrollando a tal profundidad, que cada vez van descubriendo más capas de información. Por eso, Cristián confiesa que posteriormente entendió que “no solo es un lugar equilibrado, sino que los árboles son una comunidad. Hay una teoría, que ya está probada, que nació en los años 80, y que consiste en que el bosque se comunica y está conectado. Las raíces son como las venas y el mundo fungi viene a ser como pequeñas venitas que van conectando todo. El bosque interactúa con las ánforas no solo con la sombra, sino que además el ánfora por ser porosa está permitiendo el ingreso y egreso de algo, entonces, se está comunicando con el bosque en ambos sentidos”.
De esta forma, StoneVIK no solo se une al sol, la luna, las estrellas y el viento, sino también al suelo, subsuelo y las raíces. “Con ese orden ya no era solo estar cerca del bosque y conectarse con la tierra, sino que logramos conectar el vino con el universo. Todo esto lo hace único”, relata apasionado Cristián al tiempo que toma la botella de StoneVIK que está sobre la mesa del restaurante insigne de VIK, Milla Milla, para proceder a descorcharla y servirla en el momento, mientras a lo lejos se ve el verdor de los árboles. En lo alto, en medio de todo eso, está Stone. Él lo indica con el dedo y se le dibuja una sonrisa, esa de quien sabe que cuenta con algo especial. Por eso, con convicción afirma que “fue una oportunidad haber encontrado el lugar. La naturaleza nos lo regaló y fuimos capaces de darnos cuenta que estaba ahí”.
☆ ¿CÓMO INFLUYE EL USO DE VASIJA?
“El poro por lo general es un poco más grande que el de la barrica, por lo que deja entrar más oxígeno lo que hace que el proceso de microoxigenación sea más rápido. Por eso, se puede sacar antes el vino».
Siempre he dicho que el vino es de la naturaleza. Para mí la gran gracia de la enología es que cambia de acuerdo a cómo tú leas la naturaleza. Puede venir otro enólogo o enóloga y hacer otro vino y eso depende de cómo te conectas con el lugar”.
☆ ¿CÓMO AFECTA LA ALTURA?
“Que esté a mil metros significa que hay menos presión atmosférica, por lo que los taninos están más libres para moverse porque hay menos peso, además está vibrando, y eso obliga que choquen más seguido lo que va a explicar la dualidad que vas a encontrar en StoneVIK: de juventud y de experiencia, algo difícil de tener».
☆ EL CLIMA
“Arriba tiene la gran gracias que todos los días viene un viento con la vaguada costera y que el bosque da sombra. En verano alcanza entre 20 a 23 grados, es fresquito. En invierno, como las vasijas están enterradas, el suelo se mantiene entre 12 y 10 grados, mientras que afuera pueden haber cero. Por las formas de las ánforas y como el vino se mueve, este baja hasta donde está en 10 y sube después, manteniendo un flujo”.
☆ STONE VIK
StoneVIK está pensando para que siempre tenga como protagonista al Cabernet Franc, que en esta primera cosecha cuenta con un 77%, que se potencia con un 19% de Cabernet Sauvignon y 4% de Carmenere, una mezcla que puede ir variando cada año.
En nariz no pareciera que fuese un vino tan joven, de ocho meses, sino que revela diversas capas, lo que le da complejidad. En boca presenta unos taninos pequeños, muy finos, y juguetones, como si bailaran en la lengua, pero sin quitarle elegancia. Redondo, vibrante, chispeante y jugoso.
Uno siente los taninos muy delgados, pero no tienen ángulo aunque tienen vibrancia y eso está en varios factores que se juntaron: la altura, la vibración del lugar y las vasijas, con sus poros más abiertos que permiten una microoxigenación más rápida”.
Si bien, el vino está pensado para ser bebido inmediatamente, según Cristián tiene un potencial de guarda de unos 15 años o más. Si se trata del maridaje, este es diverso, pues queda bien con varias preparaciones, que van desde pescados semi grasos hasta carnes guisadas. “Creo que por las características y la energía se va a adaptar muy bien a diferentes platos”, confiesa quien también ha dado vida a etiquetas como VIK, La Piú Belle, Milla Cala, A, La Piú Belle Rosé y Champagne La Piú Belle.
En febrero, el reconocido crítico James Suckling lo degustó y le otorgó 98 puntos, lo que a palabras del enólogo es un hito considerando que cuenta con tan solo 8 meses y es la primera botella, lo que menciona mientras sirve otra copa y vuelve a beber. La sonrisa no se le va del rostro. ☆ LO
IMG + TXT ©️ / Catado en mayo 2024