Como un tesoro escondido en pleno Santiago. No hay letrero que indique que en medio de la calle que le da su nombre, en el patrimonial barrio Matta, se encuentra Pulpería Santa Elvira. No hay pistas de que detrás de esas fachadas antiguas está el chef Javier Avilés cocinando recetas con técnica, enfocadas en el producto y, como él mismo afirma, con amor; mientras que su esposa, la argentina Florencia Velasco, se encarga de los otros detalles que dan vida a este restaurante inaugurado en 2018.
Una vez que cruzas la puerta este lugar te atrapa por su acogedora y ondera decoración, donde lo antiguo y lo vintage se fusionan muy bien para dar vida a un espacio especial, tanto en su interior como en su pequeño patio al aire libre, donde una parra regala sombra y uvas. Es como un viaje al hogar de la abuela, a esas casas de principios del siglo XX, con toda la magia que eso conlleva.

Sumergirte en sus sabores es adentrarte en un delicioso viaje que te puede llevar a diversos lados, ya sea a diferentes lugares de Chile, por sus productos y recetas, o a algún lugar de tu memoria, gracias a ese tinte casero que te puede transportar a la infancia.
Pulpería Santa Elvira ofrece una propuesta de temporada, donde encontrarás recetas con historia y de autor, pero en las que siempre el producto es la estrella. Por eso, su carta es una pizarra, ya que la oferta varía regularmente, incluso, a diario si es que un ingrediente, muchos de los cuales provienen de pequeños productores, debe ser reemplazado por otro sin afectar su esencia. Acá encuentras ingenio y técnica. Estudio y repaso. Estética, con montajes pensados, cuidados y vajilla ad hoc para cada tiempo. No faltan las ganas de jugar con las texturas sin que el insumo pierda su magia original. También buscarle una segunda vida a ciertos ingredientes. Es sorpresa y deleite. Es un pedazo de Chile.

Para hacerse una idea, acá algunos de los platos que son parte de la carta de verano-otoño:
Abreboca: cuchuflí relleno de paté de conejo y hongo. En cuanto llega te saca una sonrisa por cómo una receta tan típica de los días de verano cerca puede salirse de su mundo dulce para entregarte sabores profundos. Además, viene con una tartaleta de harina tostada con un pebre de cochayuyo cubierto de verdolaga, planta muy nutritiva, que aporta frescor, rica acidez y crocancia.

Ceviche de locos con espuma. Para el chef esta es su interpretación del trueque, ya que aquí se mezcla el norte con el sur, el mar con el altiplano, dado que se trata de un ceviche con un loco fino y suave que es coronado con espuma de bearnesa, a base de mantequilla y huevo, pero en este caso de hoja de coca, que le otorga un gran toque cítrico. También tiene un leve ahumado, que hace más cautivador este bocado.
Paleta de hongo con cacao y merkén. Una nueva reversión donde el mundo dulce pasa al salado y el ingenio del chef te saca de contexto. Esto, porque esta preparación que evoca un helado está hecha con seta de pino, un tipo silvestre del sur de Chile, más cacao y merkén. De igual modo se sirve fría y está sobre una cama de mote crocante. Imperdible.

Pantrucas con berenjenas asadas y ahumadas. A primera vista puede que esta receta no te provoque gran cosa, algo que cambia inmediatamente a la primera cucharada, pues esta versión de las clásicas pantrucas tienen un aura otoñal y golosa que son una abrazo que te abrigan el alma. Además de las berenjenas asadas y ahumadas, está elaborada con panceta de cerdo y un gran demi-glace de betarraga y algas. Un hit.
Chupe de jaiba con falso caviar de tomate. Encantadora e intrigante. Primero está ese falso caviar de tomate, que en boca regala textura y frescor, y que cubre y esconde un chupe de jaiba goloso y de sabores profundos. Sutiles notas de picor y dulzor salen cuando mezclas ambos mundos.

Chupe de habas, arvejas y algas. Los vegetales y algas son importantes dentro de la propuesta de Pulpería Santa Elvira y este plato es una muestra de ello. Esta receta, que ha estado presente en varias cartas, sorprende por sus texturas y sabores. Como era de esperar, posee una nota vegetal marcada, pues se trata de un cremoso chupe de habas con arvejas partidas y algas, que tiene personalidad, coronado con una galleta de harina tostada con polvo de apio. También cuenta con un leve picor.
Humita con tomate cocinado en sal. Todo un festín es este plato que invade tu mesa: primero con una buena humita, luego con unos buñuelos de choclo, y, el que se roba las miradas, un tomate costoluto cocinado en sal, mermelada de ají de padrones de leve picor, que es, prácticamente, la estrella.

Santa Elvira: flan casero con crema. Está desde los inicios de este restaurante y le hace tributo. De ahí su nombre. Y es que se trata de una preparación adorable porque es un flan de dulce de leche casero, crema batida y caramelo, como de esos que se comían en casa.
Santa Julia: cremoso de betarraga. Uf, notable es este cremoso de betarraga con cerveza fermentada, hongos y puré de durazno. Para no dejarlo pasar…
Anti postre: helado de tomate verde. Este es para volarte la cabeza, porque es un helado de tomate verde de merengue de varios tipos: perejil, tomate, normal, garapiñado de maní y falso caviar de tomate.

Todo esto se potencia con la curatoría de vinos, una acotada oferta, pero con puras joyas de pequeños productores o con etiquetas no comunes de ver en el mercado tradicional, de las cuales también hay alternativas por copa. Como en Pulpería Santa Elvira las gaseosas tradicionales no son parte de la oferta, acá se pueden encontrar bebidas fermentadas sin alcohol, como kombucha o ginger ale.

El servicio es amable y sabe moverse a los tiempos del consumidor, otro factor que suma y hace de este lugar un escenario ideal para sorprender, celebrar o, simplemente, ir a disfrutar de estas recetas cocinadas con amor.
☆ ¿DÓNDE?: Sta. Elvira 475, Santiago. Para ver dónde está pincha AQUÍ. ☆ LO.
IMG + TXT ©️ / Visitado en marzo 2023