#ENTREVÍSTALO #ARGENTINA – María Sol Cravello, jefa de Conocimiento Cervecero en Patagonia, sommelier de cerveza y jueza internacional

<strong>Loreto</strong>  Oda Marín

Loreto Oda Marín

Periodista y licenciada en comunicación social con un hambre gigante por todo lo que tiene que ver con gastronomía, coctelería, hotelería y viajes.

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“Las mujeres cerveceras somos muy fuertes y nos estamos haciendo un lugar relevante”.

Nota que es parte de una colaboración mensual para el newsletter del Mapa de Barmaids & Afines.

Si alguien sabe de cerveza esa es María Sol Cravello. No sería osado decir que puede ser la mujer que más conoce de ese brebaje en su natal Argentina. Lo que podría ser bastante irónico considerando que antes de sumergirse en este mundo no bebía nada de esta bebida alcohólica hecha a base de granos. De hecho, no le gustaba, pues cualquier cosa gasificada no era de su agrado. Eso, hasta que comenzó a trabajar en el panel sensorial de la empresa Quilmes. De eso ya son 12 años, y hoy la historia es muy distinta.

Dentro de las varias razones que la han puesto en ese sitial de conocimiento no solo está el ser sommelier de cerveza, sino también ser la única instructora de Cicerone [un programa internacional sobre entendimiento cervecero] en Latinoamérica. A esto se suma que es jueza Beer Judge Certification Program [BJCP] y la jefa de Conocimiento Cervecero en Patagonia, una de las marcas que hoy forma parte de Cervecería y Maltería Quilmes. De seguro ese camino no ha sido nada de fácil, una ecuación donde la temática de género no deja de estar presente.

-Desde tu posición en el rubro, ¿cómo evalúas el tema de género en Argentina tanto desde el gremio como desde el consumidor?

En cerveza, en Argentina, vamos a encontrarnos principalmente con hombres. En este país es muy relevante el rol de la persona que elabora la cerveza [no tanto educadores y sommeliers]. Si bien hay un gran número de mujeres cerveceras, el número es ampliamente superado por hombres. Igualmente estoy esperanzada, las mujeres cerveceras somos muy fuertes y nos estamos haciendo un lugar relevante como juezas, responsables de calidad y tantos otros roles en el mundo cervecero. Veo más mujeres que se empiezan a animar a dedicarse full a la cerveza y toman cursos. Solo algunas pocas logran tener un lugar en algún congreso o conferencia. Tenemos un largo camino, pero llegaremos.

-En relación a esto, ¿qué es lo más fuerte que te ha tocado vivir?

Personalmente siempre he sufrido más por ser empleada de la cervecería industrial más grande del país que por ser mujer. Hay un sinfín de competencias a las que no soy invitada por este motivo, hasta me han des-invitado a algún certámen porque algún cervecero- hombre, claro, no quería que fuera. Era el enemigo en persona, muchas veces ni un saludo.

-¿Cómo es la situación cuando toca trabajar en grandes empresas de cerveza, incluso de carácter internacional?

En la empresa donde yo trabajo siempre me dieron un lugar muy valioso. Me han formado y me han dado la posibilidad de visibilizar mi trabajo dentro de la empresa y hacia afuera. He sido vocera, representando a la compañía en distintas instancias. Creo que en este caso, más allá de mi amplia formación, ser mujer pudo haber sido disruptivo e interesante para mostrar en este contexto social.

-¿Cuál crees que es el gran cambio que faltaría accionar para poder comenzar a avanzar más en este tema?

Creo que todavía falta mayor visibilidad y un poco de introspectiva en los equipos. ¿Por qué se piensa hoy en día que una mujer no puede ejercer alguna posición en particular?, ¿por qué siguen existiendo esos sesgos a la hora de armar un equipo?, ¿por qué una mujer tiene que hacer muchísimo más mérito y contar con mayor formación para ser considerada para cierto lugar? Pienso que empezar a plantearse estas preguntas, podría ser un buen primer paso en las compañías de bebidas en general.

-¿Cómo podrías contribuir tú?

Seguir intentando inspirar a mujeres que piensan que tal vez el mundo cervecero es netamente de hombres a que se animen y se hagan valer el espacio. Promover la capacitación y formación de mujeres para seguir ocupando lugares claves en el mundo laboral cervecero y la difusión de la cultura cervecera en la región.

Bonus Track: Maternidad en el rubro

-¿Cómo es ser gastronómica y madre?

Es definitivamente un desafío. Estamos inmersas en un mundillo que tenés que figurar bastante, eventos, viajes. No podés ausentarte por mucho tiempo porque desaparecés del mapa fácilmente. Los horarios son muy variables, complicados para llevar en paralelo una rutina para tu hijo/a. Siempre aclaro que depende mucho la clase de maternidad/crianza que quieras; yo decidí que quería estar presente en el crecimiento y crianza, y tuve que rechazar muchísimas ofertas que seguro me posicionaban en un lugar mejor que el actual.

-¿Crees que los ambientes laborales de la gastronomía y hospitalidad están preparados para esto? ¿Qué les falta?

No en todos lados. Faltan políticas que acompañen la maternidad en todos los aspectos. Por suerte no fue mi caso, pero sé que hay licencias muy cortas y escasa. Faltan lactarios, jornadas laborales reducidas en los primeros meses de vida de tu bebé, etc. Hay una frase muy habitual que dice “Se pretende que trabajemos como si no maternáramos y que maternemos como si no trabajáramos”. Y eso sí lo veo. A mí se me hizo difícil las dos cosas full. Sé que hay casos mucho más complicados. La gastronomía demanda una presencialidad, una entrega y una energía que es difícil distribuir cuando tenés un bebé que te necesita 24/7.

-¿Cuáles fueron las dos cosas que tuviste que resignar en tu carrera por ser madre?

Viajes, principalmente. Mi trabajo siempre implicó que visite distintos destinos y comenzaba a posicionarme a nivel regional, participando de competencias, congresos, etc. Era realmente espectacular, muy estimulante y me otorgaba muchas credenciales internacionales en mi comunidad. Por suerte mi hijo nació en pandemia y los viajes se cancelaron para todos. Pero en el día de hoy, con mi hijo de 3 años, no puedo viajar sin él más de una noche. Volver cuesta, luego de rechazar tantas oportunidades. Por adelantado ya anticipan que “no podés viajar, por tu hijo” y dejan de invitarte.

Otra cosa que tuve que resignar fue poder probar, degustar o simplemente tomar una cerveza en absolutamente cualquier momento del día o contexto durante el tiempo que hice lactancia materna. Parece banal, pero es parte de mi trabajo. Recuerdo haber ido a una cata cuando mi hijo tenía 4 meses y haberme sacado leche durante más de una hora para calcular mi ausencia y las tomas posteriores que tenía alcohol en sangre por el evento. Una planificación que, por supuesto, antes no tenía. ☆ LO

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IMG + TXT ©️ / Entrevista realizada en agosto 2024 para newsletter Mapa de Barmaids.

 
 

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