Comienza a aparecer algo de verde, pero las llamas que pastan en los alrededores acompañadas de sus crías te recuerdan que estás en el desierto de Atacama, el más árido del mundo, ubicado en la provincia de El Loa, en la región de Antofagasta, en el norte de Chile. Antes de llegar a este especie de oasis el terreno era bastante agreste, con zanjas, grandes rocas y ciertos riachuelos, por lo que una camioneta de mayor tamaño es algo indispensable para llegar a nuestros destinos: Matancilla y Valle del Arcoíris.
Una cruz adornada con vistosas flores fucsias y hojas de un intenso verde es la encargada de dar la bienvenida a Matancilla, una localidad a unos 90 kilómetros de San Pedro de Atacama, ese popular destino que atrae a turistas de todas partes del mundo. Esta pequeña aldea tiene un aura rústica, pues sus viviendas fueron construidas a base de piedra y cuentan con techos de paja y vigas de madera, lo que le da un sello especial y auténtico.
El vistoso crucifijo colocado sobre una apachita, que en lengua aymara -pueblo originario de América del Sur- hace referencia a un montículo de piedra de tres niveles de forma cónica hecho por los aborígenes del lugar como ofrenda a la pachamama y a sus deidades, es un símbolo y muestra de la mixtura religiosa entre los habitantes originarios y los españoles que colonizaron estas tierras. «Las apachetas (como se le dice en quechua) era un sistema de información y establecía el área de desarrollo indígena local. Las antiguas caravanas podían interpretarlas y saber la dirección a seguir«, detalló Silvia Lisoni Reyes, quien ha trabajado en la agencia de turismo Sol del Desierto, uno de los tour operadores que realiza esta visita.

Cuando Matancilla queda atrás, a unos pocos minutos y también dentro de la cuenca del Río Grande y del sector de la cordillera de Domeyko, aparece imponente el Valle del Arcoíris, un paraje enigmático que sorprende por la impresionante gama de tonalidades que se pueden encontrar en los cerros: terracota, rojo, verde, azul, café, amarillo, gris y blanco, que contrastan con un cielo azul limpio y radiante.
El brillante sol se encarga de resaltar aún más el amplio espectro de colores, una cualidad que le da el nombre a este rincón y que evidencia la gran riqueza y las diferentes concentraciones de arcilla, sales y minerales, de los cuales puedes encontrar unas 250 variedades.
Otro de sus encantos son las interesantes formaciones rocosas, creadas producto de movimientos tectónicos, actividad volcánica y la milenaria erosión del viento, el que a ratos es imperceptible por el calor abrasador que te recuerda que estás en el rincón más árido del mundo.
El silencio de este lugar realza el impresionante e inusual paisaje donde el color rojo se impone, el suelo a ratos presenta grandes grietas, con un resquebrajado que evidencia la escasez de agua y las altas temperaturas, mientras sus grandes y particulares rocas dispuestas por todos lados hacen evocar los paisajes del planeta Marte. En definitiva, este valle es un destino de otro planeta.
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IMG + TXT ©️ / Julio 2023